Llegó el circo

lunes, 16 de noviembre de 2009

 

Vi a la Leona.
Nos cruzamos en algún momento del camino. Venía en un camión del circo que según entendí, había cruzado la ciudad para exhibir orgulloso a sus enormes gatos. En el camión había dos o tres compartimientos llenos de animales aburridos:
Un tigre amarillo muy triste, otro resignado más pálido y fantasmagórico; dos o tres jaguares que más bien parecían tapetes de si mismos y un par de bultos ronroneantes que no alcancé a reconocer. Cada uno escenario más triste que el anterior.
Y al final del trailer-museo, estaba ella que era lo único que parecía vivo. Y más que vida, era toda furia, se veía dispuesta a comerse de un tajo a quien tuviera la gracia de pararse junto a su jaula. Daba vueltas, bufaba, respiraba bocanadas de aire sucio, Miraba a todos y no miraba nada.
La gente divertida tomaba fotos y compraba boletos para la función de la tarde.

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