martes, 27 de octubre de 2009

 

Es muy complicado, muchísimo. Y ahora me siento en cachitos por no saber que hacer con esto. Hay cientos de razones para odiarlo, y hay otros cientos para amarlo con el alma entera.
Hace un rato lo dejé solo caminando atrás de mi y me fui sin despedirme, no sé por qué, no era para tanto pero ya no quería verlo, se me juntaron todas las frustraciones.
Anoche discutimos por que le dije que estaba engordando y el me respondió que no comiera tanto. (Las mujeres entenderán de qué se trata, él no) Por la noche me envió un mensaje maravilloso sobre el temblor que le produce mi cabello, pero nunca me ha dicho eso en persona, jamás.
Estoy harta de los nos, de los nuncas, de los después, del lo haces mal, de las palabras que se traga, de no ser mirada de reojo cuando me desvisto, de no hacer el amor tres veces por la noche y otra en la mañana. De seguirlo hasta la madrugada. De no aguantarle el ritmo cuando bebe.
De no hablar de nosotros.
De no saber nunca que piensa sobre mí.
Y sin embargo, lo quiero tanto que no me importa trasgredir las normas de mi casa para dormir en su cama, de gastar mi dinero para comer con él y viajar con él, por que con él me creo el dicho de ¨Contigo pan y cebollas¨, lo quiero tanto que cuando estoy con él, yo infiel de marca, me olvido de todo y de todos, y me desbarato cuando me toca. Me hace reventar en miles de estrellas cuando nos besamos por las noches... pero él nunca me dice nada. Yo sé que también me adora, pero su arma es el sarcasmo, no la ternura.

Estoy atorada, explotaré por que no me sale ni una lágrima, nomás se me anudan las tripas.

0 comentarios: